Félix Francés, referente español en inundaciones, analiza la DANA que azotó l’Horta Sud
Félix Francés, catedrático de Ingeniería Hidráulica de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), es uno de los mayores expertos en modelización hidrológica e inundaciones de España. Su conocimiento sobre la rambla del Poyo, el cauce que desencadenó una devastadora riada en la comarca de l’Horta Sud el 29 de octubre, es sólido y profundo. Él mismo define esta rambla como un «prototipo de avenida relámpago», donde el agua puede subir y alcanzar grandes velocidades en pocos minutos.
Este experto ha desarrollado alrededor de una decena de modelos hidráulicos para este cauce, estudiando su comportamiento y riesgo. La rambla del Poyo causó una tragedia sin precedentes, transformándose en la zona más letal de aquella catástrofe climática conocida como DANA, que produjo 229 fallecimientos en esa fecha.
Características de la rambla del Poyo y el riesgo de inundación
Avenidas relámpago y cuencas de montaña
Francés explica que barrancos y cuencas como la del Poyo se encuentran normalmente secos y son típicos de regiones semiáridas o subhúmedas, con pendientes marcadas y poca extensión. En estas condiciones, cuando se presentan lluvias torrenciales con una alta concentración en un punto —como aquella jornada de octubre en Turís con más de 700 mm en pocas horas— se producen las llamadas avenidas relámpago. El caudal puede ir de cero a 200 metros cúbicos por segundo en unos veinte minutos, lo que representa un peligro extremo.
El fenómeno se agrava en la rambla del Poyo porque su cauce desaparece en ciertos puntos al llegar a la llanura, pasando de una capacidad de 2,000-2,500 metros cúbicos por segundo a casi cero en poco más de 500 metros. Esto genera un efecto de laminación natural en áreas agrícolas, aunque también amenaza zonas industriales y poblaciones cercanas.
Un proyecto de 2006 para minimizar daños que nunca se ejecutó
En 2006, la Confederación Hidrográfica del Júcar encargó a la UPV un plan para reducir el riesgo de inundaciones en las zonas de Poyo y Pozalet, basada en un coste estimado de 150 millones de euros. El proyecto contemplaba reforestación en las partes altas para frenar sedimentos y agua, la construcción de micropresas, zonas de laminación de aguas y un cauce renaturalizado, además de encauzamientos artificiales en zonas urbanas para conducir el excedente hacia el río Turia.
Según Félix Francés, la ejecución de este plan podría haber reducido los daños materiales hasta en un 50%. Sin embargo, por razones desconocidas, el proyecto nunca salió adelante, y la infraestructura preventiva no se construyó.
El factor humano: educación, alertas y fallos en la gestión
¿Por qué el elevado número de víctimas?
Lo que más sorprendió a Francés fue la magnitud del número de víctimas humanas, algo inesperado en un país desarrollado. Destaca que fallaron varios aspectos relacionados con la información y la educación para afrontar emergencias ante las inundaciones repentinas.
Una de las razones fue que no estaba lloviendo directamente en la zona afectada lo que generó una falsa sensación de seguridad. La alerta llegó tarde y no hubo una correcta interpretación del riesgo por parte de las autoridades y la población. Además, gran parte de las víctimas estuvieron relacionadas con vehículos atrapados en las avenidas relámpago.
Fallas en la predicción y comunicación
Francés reconoce que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ofreció pronósticos de calidad, pero no supo transmitir bien la incertidumbre de la información. Por otra parte, la Confederación Hidrográfica contaba con sistemas de monitoreo eficientes, pero carecía de modelos de predicción hidrológica en tiempo real. El centro de coordinación de emergencias (Cecopi) no gestionó correctamente los datos recibidos, complicando la respuesta ante la crisis.
Habitualmente, la atención se centró en el embalse de Forata, dado que la posible rotura de una presa representa una emergencia muy grave. Esto desvió recursos y atención del riesgo real que experimentaba la rambla del Poyo.
Avances y retos tras el desastre
Actualización de protocolos y formación
En el año transcurrido desde la DANA, se han reactivado proyectos de obras para reducir riesgos, aunque con tiempos dilatados. La Conselleria de Educación de la Comunidad Valenciana ha implementado un plan para formar a estudiantes en emergencias, un paso significativo hacia un mejor conocimiento y reacción ante futuros eventos.
Además, considerando la diversidad poblacional, se trabaja para extender la educación y información a colectivos inmigrantes, que suelen desconocer la naturaleza y riesgos de las inundaciones repentinas.
Implementación de sistemas de alerta temprana
Tras el desastre, la Confederación Hidrográfica del Júcar ha licitado la creación de un Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) con modelos predictivos para toda la cuenca, lo que permitirá anticipar riesgos con mayor precisión.
Revisión de normativas y urbanismo
El plan de prevención de riesgos de inundación de la Comunidad Valenciana, conocido como Patricova, busca limitar los desarrollos en zonas inundables posteriores a 2003. Sin embargo, muchas construcciones vulnerables, como los centros comerciales Bonaire y MN4, fueron edificadas antes y escapan a estas restricciones.
Mejoras en infraestructuras
Otro logro importante ha sido la reconstrucción de puentes, considerando ahora los empujes del agua en tablares, lo cual no se tomaba suficientemente en cuenta anteriormente y contribuía a la desaparición de estas estructuras en las riadas.
Conclusión
Las inundaciones repentinas en cuencas como la rambla del Poyo representan un fenómeno común en la costa mediterránea española. La experiencia de la DANA de octubre ha puesto de manifiesto la necesidad de concienciar a toda la población, mejorar los sistemas de alerta, y garantizar la ejecución de proyectos que disminuyan los riesgos materiales y humanos.
Félix Francés enfatiza que la prevención y la educación son pilares fundamentales para minimizar el impacto de estos fenómenos que, aunque puedan parecer excepcionales, son posibles y previsibles dentro del rango histórico de tormentas en la región.
Imagen: www.abc.es




