Sarah Mullally, la primera mujer que asumirá el arzobispado de Canterbury
La Comunidad Anglicana se prepara para un momento histórico con la próxima toma de posesión de Sarah Mullally como arzobispa de Canterbury, la primera mujer en ocupar este importante cargo. Con 63 años, Mullally ha sido obispa de Londres y su nombramiento representa un hito para los aproximadamente 85 millones de anglicanos en todo el mundo.
Un camino profesional y personal singular
Antes de su ordenación como sacerdotisa a los 39 años, Sarah Mullally trabajó como enfermera especializada en cuidados oncológicos. Se bautizó a los 16 años y desde entonces su vida ha estado estrechamente ligada a la fe y al servicio. Está casada con un arquitecto y es madre de dos hijos. En sus primeras declaraciones como futura arzobispa, manifestó su deseo de que la Iglesia siga creciendo en confianza y se centre en el amor que ofrece Jesucristo.
Reacciones dentro y fuera de la Comunión Anglicana
El anuncio del nombramiento de la primera mujer arzobispa de Canterbury ha tenido una recepción dividida. El Vaticano, lejos de mostrar resistencia por el hecho de que Mullally sea mujer, ha enviado un saludo cordial e incluso ha propuesto «caminar juntos» en la nueva etapa que comienza. El cardenal Kurt Koch, responsable principal para el diálogo ecuménico de la Santa Sede, fue el primero en saludarla oficialmente y una delegación católica asistirá a la ceremonia planeada para el 25 de marzo de 2026 en Londres.
Por otro lado, sectores conservadores dentro de la Comunión Anglicana, especialmente en África, han manifestado su rechazo. Consideran que la mayoría de los anglicanos creen que el episcopado debe ser exclusivamente masculino. Laurent Mbanda, presidente de la Global Anglican Future Conference, que reivindica representar a 35 millones de fieles, expresó que el nombramiento imposibilita que el arzobispo sea un foco de unidad, señalando además críticas por las posturas de Mullally sobre temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Ante la posibilidad de un cisma, el papel del Vaticano
El clima de tensión provocado por la elección de Mullally ha llevado al Vaticano a tomar una posición conciliadora con el fin de evitar rupturas dentro de la Comunión Anglicana. Fuentes internas han declarado que la tarea principal ahora es construir comunión y evitar un cisma entre los fieles anglicanos en diferentes regiones.
Significado histórico y relevancia actual
Sarah Mullally será la sucesora número 105 desde que Agustín de Canterbury llegó a Kent proveniente de Roma en el año 597. Su nombramiento no solo es un cambio de género en un cargo tradicionalmente masculino sino que también representa una evolución doctrinal y social dentro de la iglesia anglicana en un momento delicado, tras la dimisión de su predecesor, Justin Welby, quien abandonó el cargo por la falta de contundencia ante casos de abusos sexuales en la institución.
Lo que viene para la Comunión Anglicana
El liderazgo de Mullally se trasladará en confianza en el Evangelio y un enfoque en la unidad, pero deberá gestionar divergencias internas significativas. El impacto de su nombramiento, sobre todo en las regiones que mantienen posturas más tradicionales, será determinante para la estabilidad del conjunto anglicano.
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Imagen: www.abc.es




