¿Cómo se llama la gente de Dos Hermanas? El gentilicio: nazareno
Si durante un paseo por la provincia de Sevilla alguien pregunta cómo se llama la gente de Dos Hermanas, la respuesta más extendida y reconocida es sencilla: nazareno o nazarena. Ese término, breve y sonoro, resume la identidad local y convive con matices históricos y culturales que no siempre son evidentes al primer vistazo.
Del topónimo al gentilicio
Dos Hermanas es una ciudad situada en el área metropolitana de Sevilla y su nombre evoca una historia popular que ha alimentado la imaginación colectiva a lo largo de los siglos. Según la tradición, el topónimo se remonta a la presencia de dos hermanas cuya memoria quedó ligada al lugar; de ese topónimo deriva, de manera natural, el gentilicio nazareno/a. Así, el nombre del pueblo da lugar al adjetivo y sustantivo con el que se identifican sus habitantes.
En el uso cotidiano, nazareno (masculino) y nazarena (femenino) son formas aceptadas y ampliamente empleadas. En plural aparecen como nazarenos o nazarenas y se usan tanto en contextos formales como informales: en el Ayuntamiento, en las fiestas locales, en medios de comunicación y en la calle.
Una palabra con doble sentido
El término nazareno no es exclusivo de Dos Hermanas; en el español cultural aparece también con otros significados que conviene distinguir. El más conocido fuera del contexto local es el uso religioso: durante la Semana Santa andaluza, «nazareno» designa al penitente que viste túnica y capirote formando parte de una cofradía. Esa acepción tiene un peso simbólico grande en Sevilla y otras localidades, y a veces puede generar confusión para quienes oyen la palabra sin precisar el contexto.
Por otro lado, existen topónimos similares en otros países (por ejemplo localidades llamadas Nazareno o nombres derivados de Nazaret), con sus propios gentilicios. Pero cuando se habla de Dos Hermanas —la ciudad sevillana— el gentilicio concreto y reconocido es nazareno/a.
Identidad local y usos cotidianos
El gentilicio no solo nombra a las personas; también acompaña hábitos, fiestas y señas de identidad. En Dos Hermanas, como en muchas ciudades andaluzas, la identidad municipal se manifiesta en celebraciones como la Semana Santa y la feria local, en la vibrante vida asociativa y en una presencia destacada en el ámbito deportivo y cultural de la provincia. Decir «soy nazareno» implica, para muchos, una pertenencia afectiva al lugar, a su historia y a su comunidad.
En medios de comunicación y en documentos oficiales suele emplearse la forma nazareno/a sin mayúscula, siguiendo las normas del español para gentilicios. También es habitual encontrar referencias a «la población nazarena» o «los nazarenos y nazarenas» en noticias y reseñas locales.
Algunas precisiones lingüísticas
- Forma masculina: nazareno.
- Forma femenina: nazarena.
- Plural: nazarenos, nazarenas.
- Uso en mayúsculas: como gentilicio se escribe con minúscula (nazareno), salvo si inicia una oración o forma parte de un título.
Una palabra, muchas historias
Detrás de un gentilicio suele haber capas de memoria colectiva, relatos fundacionales y usos compartidos; en el caso de Dos Hermanas, nazareno/a es la etiqueta que condensa esa mezcla. Es común que los visitantes se sorprendan al escuchar el término por primera vez, con la inevitable asociación a los nazarenos de Semana Santa, pero al poco descubren que, en el habla local, la palabra funciona como marcador de pertenencia cotidiana.
En definitiva, si alguien pregunta hoy por el gentilicio de Dos Hermanas, la forma correcta y habitual es nazareno (para los hombres) y nazarena (para las mujeres). Más allá de la simple etiqueta, esa palabra sirve para recordar tanto la historia del lugar como las prácticas culturales que siguen dando forma a su comunidad.




