Arabia Saudí ha confirmado su apuesta estratégica por la industria del videojuego tras anunciar la adquisición de Electronic Arts (EA) en una de las operaciones más destacadas del sector. Esta compra, valorada en 55.000 millones de dólares (equivalentes a 46.802 millones de euros), no solo reorganiza el panorama económico del gaming, sino que también representa un movimiento para potenciar su influencia cultural a nivel global.
Una adquisición histórica en la industria del videojuego
El acuerdo, que se espera que se cierre a comienzos de 2027, convierte a esta compra en la segunda más grande en la historia del videojuego. EA es la compañía detrás de franquicias icónicas como EA Sports FC (antes FIFA), Madden, Battlefield y Los Sims, títulos con millones de usuarios activos en todo el mundo.
El fondo de inversión pública de Arabia Saudí, el Public Investment Fund (PIF), ha contado con el respaldo de socios como Silver Lake y Affinity Partners —firma gestionada por Jared Kushner— para cerrar esta operación que supera en volumen adquisiciones históricas como las de Twitter o LinkedIn por parte de otros gigantes tecnológicos.
El videojuego como instrumento de influencia cultural
Más allá del ámbito financiero, expertos coinciden en que el verdadero valor de esta operación reside en el poder cultural que representa Electronic Arts. Según el profesor Joost van Dreunen de la Universidad de Nueva York, comprar EA no es solo adquirir una compañía de videojuegos, sino un vehículo para proyectar mensajes e influir en audiencias globales.
La magnitud de la oferta, un 20% superior al precio de mercado de EA, refleja este interés especial. Se valora EA en 19,6 veces su flujo de caja anual, una cifra inusual para el sector dado el ritmo moderado de crecimiento proyectado para la compañía (5-7% hasta 2027).
Este control permitirá que Arabia Saudí modifique contenidos, simbología, narrativas o eventos dentro de los juegos para proyectar su imagen a través de títulos con cientos de millones de seguidores, potenciando una estrategia que recuerda al concepto romano de “pan y circo”, es decir, utilizar el espectáculo para influir en la población.
Impacto en franquicias y eventos
Imaginamos, por ejemplo, que países como Arabia Saudí definan aspectos visibles en los videojuegos deportivos, como las banderas en estadios virtuales o la promoción de categorías deportivas femeninas. También la organización de eventos globales del tipo campeonatos mundiales de su propio territorio o la creación de becas vinculadas a sus intereses a través de juegos populares como Madden o Battlefield.
Electronic Arts, que genera ingresos principalmente a partir de sus franquicias deportivas con una base de usuarios mensual que supera los 265 millones, ofrece una plataforma de promoción cultural y comercial sin precedentes.
Estrategias previas y diversificación de inversiones
Este movimiento se enmarca en una estrategia más amplia del PIF para posicionarse como un actor global en la industria del entretenimiento digital. En los últimos años, Arabia Saudí ha adquirido participaciones importantes en empresas como SNK (casi al 100%), responsables de títulos como King of Fighters y Samurai Shodown, además de ser el mayor inversor extranjero en Nintendo, con aproximadamente el 5% de sus acciones.
Asimismo, ha invertido en Capcom, creadora de sagas legendarias como Resident Evil, Monster Hunter y Street Fighter, así como en Take-Two Interactive, matriz de Rockstar Games, desarrolladora de Grand Theft Auto y Red Dead Redemption.
En el sector de móviles, el PIF tiene presencia a través de adquisiciones como la de Scopely, estudio detrás del éxito Monopoly GO!, y Niantic, compañía responsable de la popular aplicación Pokémon GO.
Retos para el futuro creativo y comercial de EA
Mientras Arabia Saudí amplía su control accionarial en la industria, surgen inquietudes entre especialistas sobre el impacto de esta adquisición en la innovación dentro de EA. Joan Arnedo, director del Máster en Diseño y Programación de Videojuegos de la Universidad Oberta de Cataluña, advierte que tras una inversión tan elevada, el retorno rápido podría frenar la creatividad y aumentar el enfoque en fórmulas comerciales consolidadas, como los micropagos y las cajas de recompensas en franquicias deportivas.
EA, que ha dependido en gran medida de sus títulos deportivos y que no ha lanzado nuevas franquicias exitosas en años recientes (por ejemplo, Apex Legends ha sido un fracaso en mercado móvil), podría ver limitados sus recursos para proyectos innovadores.
Además, se espera un posible uso intenso de inteligencia artificial para reducir costes operativos, con probables recortes en plantilla, según ha informado el Financial Times.
Otra problemática relevante será la regulación y aceptación por parte de autoridades de EE.UU., Reino Unido y Europa, quienes examinarán con lupa esta inversión extranjera, especialmente en lo que respecta al acceso a datos de usuarios y la posible reacción negativa de consumidores y creadores frente a posibles polémicas relacionadas con derechos humanos.
Conclusión
La compra de Electronic Arts por parte del fondo público saudí PIF confirma la apuesta del Reino por convertirse en un actor influyente en la industria global del videojuego y usar el sector como palanca cultural y económica. Sin embargo, este gran movimiento también presenta retos importantes para la innovación y la regulación, cuyo desarrollo marcará el futuro del gaming global en los próximos años.
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Imagen: www.abc.es




