- Nov 01, 2025

Vivir en un cementerio: la historia de una familia entre tumbas en Barcelona

Una vida entre lápidas: el peculiar hogar de la familia Arias

A pocos metros de hileras interminables de lápidas y panteones se encuentra la casa donde Manuel Arias, junto a sus hijos, ha vivido más de 60 años. Ubicada dentro del histórico cementerio de Poble Nou en Barcelona, esta vivienda fue asignada a Manuel, sepulturero de profesión, como funcionario municipal al servicio del Ayuntamiento y las pompas fúnebres de la ciudad.

Este entorno, que podría parecer tétrico, ha sido testigo de una infancia y vida familiar feliz para la familia Arias, que mantiene un profundo respeto hacia la muerte y todos los significados que conlleva.

Una infancia única: jugando entre nichos y fuentes

Marc Arias y sus recuerdos en el cementerio

Marc Arias, el hijo menor de Manuel, rememora cómo su infancia transcurrió en la tranquilidad y el silencio propios del recinto mortuorio. Para él y sus hermanos, jugar a las canicas entre las tumbas y esconderse entre los nichos formaba parte de su día a día, al igual que estudiar en ese ambiente sereno que propiciaba una paz interior poco común.

Además, acompañaban a su madre a limpiar nichos, y Marc disfrutaba observando las estatuas y capturando renacuajos en las fuentes del cementerio, actividades que para él resultaban maravillosas y sin ningún vestigio de miedo frente a los difuntos a su alrededor.

Un entorno impregnado de respeto y tradición

El respeto hacia la muerte está muy arraigado en la familia, inculcado desde pequeños por sus padres. Cada vez que un coche fúnebre llegaba al cementerio, los niños eran llamados a abandonar sus juegos y dirigirse a casa. Esta sensación de respeto ayuda a comprender cómo esta familia ha logrado convivir con la muerte de forma natural, humanizando y dignificando la labor funeraria.

Vivencias que rozan la literatura gótica

La historia de la familia Arias presenta ciertos paralelismos con la vida del escritor de terror Edgar Allan Poe, quien también creció cerca de un cementerio. Poe recibió una educación en la que se fomentaba el contacto con la muerte, utilizando las lápidas del cementerio como un curioso recurso didáctico para aprender matemáticas.

Lo mismo puede decirse de Marc, cuya existencia ha estado ligada a una habitación cuya pared colinda con la primera fila de nichos del cementerio de Poble Nou, reforzando la presencia constante de la muerte en su vida, aunque siempre enfocado desde el respeto y la normalidad.

La experiencia familiar y profesional de Manuel Arias

Manuel Arias emigró en 1953 desde los Ancares leoneses hasta Barcelona, donde pronto comenzó a trabajar en los cementerios de la ciudad. Le fue asignada una casita dentro del cementerio viejo de Poble Nou, donde formó y crió a su familia, consolidando un hogar lleno de amor y dedicación.

Con 97 años, Manuel continúa residiendo en esta vivienda, testimonio vivo de la historia del cementerio y su labor durante más de medio siglo como sepulturero. Su trabajo incluía incluso la etapa en el cementerio de Les Corts, donde su hijo Marc vio su primer entierro, una experiencia que califica como impactante pero de aprendizaje sobre la muerte.

Crear vida donde otros solo ven final

Más allá de la rutina laboral, la familia Arias ha desarrollado una relación íntima con el concepto de la muerte, sin temor, sino reconociendo la nobleza y respeto hacia el fin de la vida. Para Marc, nunca hubo miedo a los muertos, solo a los vivos, y se considera afortunado de haber crecido en ese entorno que le ha dado valores de respeto y amor al prójimo.

Una infancia y vida «atípicas» pero inolvidables

Marc recuerda con cariño la época en que ayudaba a su padre en el Día de Todos los Santos, poniendo flores y limpiando nichos con esfuerzo, aunque recompensado con propinas. Su infancia fue, en sus palabras, feliz y enriquecida por un entorno único que nunca cambiaría.

La convivencia con la muerte fue diaria y cercana, enfrentando temprano la visión del ataúd o los restos de un difunto, pero siempre con la perspectiva de que la vida continúa y que el respeto a los que ya no están es una enseñanza fundamental.

Momentos familiares con un toque inolvidable

Otro recuerdo curioso de Marc relata cuando llevó a su novia a conocer a sus padres sin haberle explicado que vivían en un cementerio. La sorpresa y desconcierto de ella se convirtieron en una anécdota que refleja cómo este modo de vida es tan natural para ellos como cualquier otro hogar.

Conclusión

La historia de la familia Arias es un reflejo de cómo se puede convivir y crecer en un entorno atípico, como es un cementerio, y transformar esa experiencia en una vida llena de respeto, valores y felicidad. Más allá del miedo o el estigma, la muerte es vista aquí como una parte natural de la existencia humana.

Este testimonio aporta una mirada distinta y humana sobre la vida dentro de un cementerio y la importancia del legado familiar y profesional a lo largo de generaciones.

Imagen: www.abc.es

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