El Instituto Público San Mateo: Un ejemplo de excelencia educativa
En el corazón de Madrid, el instituto público San Mateo se ha convertido en un referente educativo gracias a su apuesta por un Bachillerato de Excelencia que integra a estudiantes de orígenes diversos con el objetivo de alcanzar la máxima calidad académica. Bajo la dirección de Horacio Silvestre, doctor en Filología Clásica y catedrático de Latín, este centro educa a jóvenes durante primero y segundo de Bachillerato, con especial rigor y un modelo que rompe con las etiquetas sociales clásicas.
La diversidad social y el rigor académico, clave del éxito
Una de las características más destacadas del instituto es la convivencia en sus aulas de alumnos con orígenes sociales muy diferentes: desde hijos de catedráticos y empresarios hasta hijos de trabajadores y migrantes. Horacio Silvestre destaca que la verdadera exclusividad del centro es académica, y en sus palabras: «Aquí se juntan el hijo del catedrático y el del portero». El compromiso es claro: buscar la excelencia sin importar el origen del alumno.
Un bachillerato con contenido diferencial y de alto nivel
El San Mateo ofrece un tipo de enseñanza más exigente que lo habitual, conocida como el ‘Bachillerato de Excelencia’. Este programa exclusivo descarta optativas consideradas innecesarias y apuesta por materias obligatorias clásicas como Latín, Griego y un segundo idioma (alemán o francés), además del inglés. Silvestre considera que las humanidades, como el latín y el griego, son fundamentales para quienes se orientan a carreras de letras, mientras que las matemáticas y ciencias siguen siendo esenciales para las carreras científicas.
Trayectoria y transformación del instituto
El San Mateo no siempre contó con buena fama. En los años ochenta, este centro en plena capital española tuvo una mala reputación y llegó a quedarse sin alumnos en 2007. Sin embargo, una renovación iniciada en 2011-2012, apoyada por fondos europeos, hizo posible su transformación en un instituto público dirigido a estudiantes con buen expediente que busquen estudios de alto nivel en Bachillerato.
En el vestíbulo del instituto existe un «pasillo de la fama» donde se exhiben premios obtenidos por antiguos alumnos en ciencias, historia, matemáticas y artes escénicas, mostrando el impacto positivo que ha tenido esta transformación.
Crítica a las políticas educativas y situación actual en España
Silvestre es un firme defensor de la educación pública, aunque critica duramente las políticas educativas implantadas desde 1982, que según él, han debilitado la exigencia académica y han promovido la masificación universitaria sin basarse en la capacidad real de los estudiantes. También analiza la influencia de las corrientes pedagógicas románticas que asumen que los niños no deben ser obligados a esforzarse, algo que considera perjudicial para el desarrollo intelectual.
El debate sobre la educación pública y privada
Recientemente, la elección de Pablo Iglesias y la ex ministra Irene Montero de enviar a sus hijos a un colegio privado ha generado polémica. Silvestre comenta que no le sorprende esta decisión, calificando el sistema público como un «sistema de caridad más que de calidad». La preocupación principal radica en que la educación pública ha tendido a adaptarse a un modelo que no siempre fomenta el esfuerzo y la excelencia.
Enseñar con exigencia y compasión
El director apuesta por un modelo educativo que combine la exigencia con la comprensión del proceso evolutivo de los estudiantes. Rechaza que la educación se base exclusivamente en la memorización o en la obtención de notas, y destaca la importancia de enseñar herramientas sólidas como la buena gramática, la retórica y las matemáticas aplicadas.
Crítica a la evaluación basada en la autoestima
Horacio Silvestre lamenta que muchos docentes den prioridad a la protección de la autoestima en los procesos evaluativos, lo que, según él, fomenta la inactividad de algunos jóvenes denominados «ninis» (ni estudian ni trabajan). Afirma que gran parte de la educación pública ha resultado fragmentada, prestando atención solo a los alumnos con dificultades y dejando de lado a la mayoría con alto rendimiento.

Conclusión: Un modelo a seguir en la educación pública española
El Instituto San Mateo es un claro ejemplo de que la educación pública puede apostar por la excelencia sin abandonar la diversidad social. Su experiencia demuestra que la mezcla de estudiantes de diferentes perfiles sociales junto con un alto nivel de exigencia es posible y produce resultados notables, reflejados en las calificaciones de Selectividad y el éxito universitario de sus antiguos alumnos.
Para conocer más sobre los retos actuales de la Educación en España, puedes visitar el sitio oficial del Ministerio de Educación y Formación Profesional. Además, la OCDE ofrece informes actualizados sobre sistemas educativos comparados.
Imagen: www.abc.es




