Instalan nuevos badenes en pasos de cebra de Entrenúcleos para controlar la velocidad
Una intervención visible en avenidas como José López Guisado
En las últimas semanas se han colocado nuevos badenes en varios pasos de cebra de Entrenúcleos, con el objetivo declarado de reducir la velocidad y reforzar la seguridad de peatones y ciclistas. Entre las vías donde ya se aprecia la intervención figura la avenida José López Guisado.
Los reductores de velocidad, diseñados para obligar a los vehículos a moderar la marcha en puntos concretos, se han pintado y señalizado para integrarse en los pasos de cebra. La actuación se suma a otras medidas urbanas que suelen adoptarse en entornos urbanos cuando la circulación y la convivencia entre coches y peatones exige un control más estricto.
Motivos y objetivos de la medida
La instalación responde a la necesidad de frenar episodios de exceso de velocidad en tramos donde la proximidad de aceras, locales y servicios elevan el riesgo para peatones. La presencia de pasos de cebra elevados busca no solo que los conductores aminoren, sino también aumentar la visibilidad del peatón que cruza y ordenar el flujo en intersecciones con demanda peatonal.
En entornos urbanos, este tipo de soluciones se propone habitualmente para:
- Reducir la velocidad media de los vehículos en puntos concretos.
- Aumentar la seguridad en pasos de peatones y en accesos a centros educativos o comerciales.
- Mejorar la percepción de seguridad y favorecer la movilidad a pie y en bicicleta.
Reacciones encontradas entre vecinos y comerciantes
La instalación de badenes suele generar opiniones divididas. En muchas calles, vecinos valoran positivamente la sensación de mayor seguridad a pie de calle; en otras, surgen quejas por los inconvenientes asociados: ruido por frenos y aceleraciones, vibraciones en edificios cercanos, y la percepción de que los reductores pueden afectar negativamente a la fluidez del tráfico.
Comerciantes de avenidas con alta afluencia muestran expectativas sobre el efecto que una velocidad más baja pueda tener en la accesibilidad y en la afluencia de clientes. Al mismo tiempo, existen inquietudes sobre la logística de carga y descarga y la circulación de vehículos de reparto que operan en horarios concretos.
Consideraciones técnicas y alternativas
Los badenes pueden ser una herramienta eficaz si su diseño y ubicación se ajustan a las necesidades del entorno. Entre los factores a tener en cuenta figuran la altura y el perfil del reductor, la señalización previa, la calidad del asfaltado y el mantenimiento, así como la coordinación con la movilidad de transporte público y vehículos de emergencia.
Otras medidas complementarias o alternativas que suelen contemplarse son:
- Elevación de pasos de peatones completos (mesetas) que actúan como isletas peatonales y reductores más integrados.
- Instalación de badenes modulados o de materiales que reducen vibraciones y ruido.
- Refuerzo de la señalización horizontal y vertical, y mejora de iluminación en cruces.
- Campañas de concienciación y control de velocidad mediante vigilancia o radares puntuales.
- Rediseño del espacio con carriles para bicicleta, aceras ampliadas o zonas de prioridad peatonal.
Impacto esperado y seguimiento
El efecto real de los nuevos badenes en Entrenúcleos dependerá del seguimiento que se haga tras su instalación. La evaluación debería contemplar indicadores como la velocidad media en los tramos intervenidos, el número de incidencias de tráfico y accidentes, la satisfacción de peatones y comerciantes, y el estado del pavimento con el paso del tiempo.
La combinación de medidas físicas (reductores, semaforización, señalética) con actuaciones educativas y de control suele dar mejores resultados que la implementación aislada de un único recurso. Además, adaptar la solución técnica al tipo de vía —por ejemplo con reductores menos agresivos en calles residenciales o con mesetas en cruces comerciales— ayuda a minimizar efectos secundarios.
Lo que viene
La colocación de los badenes en avenidas como José López Guisado es, en términos urbanos, una intervención de impacto inmediato: se percibe al primer día y obliga a conductores y peatones a adaptar su comportamiento. El siguiente paso para las autoridades locales y la comunidad será supervisar su funcionamiento, recoger aportaciones del vecindario y, si procede, ajustar el diseño o combinarlo con otras soluciones de calmado del tráfico.
En el corto plazo, los residentes y los usuarios de estas avenidas pueden esperar una reducción de la velocidad en los puntos intervenidos. En el medio plazo, el verdadero éxito dependerá de la articulación entre medidas técnicas, mantenimiento y políticas de movilidad que pongan el foco en la seguridad vial y la calidad del espacio público.




