España enfrenta una ola de incendios forestales sin precedentes
La actual oleada de incendios forestales que afecta a distintas comunidades autónomas de España está dejando una devastación profunda. Miles de hectáreas arrasadas, pérdidas humanas y un impacto ambiental severo son solo algunas de las consecuencias visibles de un problema que tiene múltiples causas interrelacionadas. Este fenómeno no responde a un único factor, sino a un conjunto de problemas estructurales cuya solución requiere una acción coordinada e integral.
Abandono rural y falta de gestión forestal: raíces del problema
El despoblamiento y su efecto en los montes
Una de las causas principales que agrava el riesgo de incendios en España es el abandono progresivo del medio rural. La falta de relevo generacional en actividades tradicionales como la agricultura y la ganadería extensiva ha provocado que grandes extensiones forestales acumulen grandes cantidades de biomasa sin gestionar. Como explica Juan Picos, profesor forestal de la Universidad de Vigo, «vivimos el choque de dos trenes: décadas de abandono del medio rural y cambio climático, unidos al calor extremo actual, hacen que no haya nadie para limpiar el monte y evitar tragedias».
Esta acumulación puede llegar a 30 millones de metros cúbicos de material vegetal sin manejo cada año, generando un paisaje homogéneo, joven y con alta inflamabilidad. La propiedad mayoritaria de estos terrenos es privada, y muchos dueños desconocen su titularidad o no gestionan sus parcelas por falta de rentabilidad, lo que dificulta las labores de prevención y extinción de incendios.
Carencias en la planificación forestal
Solo el 20% de los bosques españoles cuenta con un plan de gestión forestal, dejando el 80% expuesto a riesgos mayores. La Estrategia Forestal Española fija como meta que para 2050 la mitad de los bosques tengan un plan sostenible, pero esto requiere la implicación coordinada de propietarios públicos, privados y de las administraciones. Eduardo Tolosana, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, recalca que «cada hectárea abandonada es un foco potencial de incendio en alta intensidad, con consecuencias ecológicas graves». La prevención continua es clave para minimizar la extensión y daño de futuros incendios.
Incendios intencionados y la impunidad de los pirómanos
Más de la mitad de incendios tienen origen humano intencionado
El factor humano es central en la mayoría de incendios forestales en España. Según el informe anual de WWF, el 96% de los incendios son provocados por personas, y el 54% se originan de manera intencionada. Las razones van desde disputas rurales, piromanía, quema agrícola mal controlada y especulación inmobiliaria.
Lourdes Hernández, técnica experta en incendios, destaca que «aunque las sanciones pueden alcanzar hasta 10 años de prisión, la mayoría de los responsables no afrontan condenas firmes». Esta falta de consecuencias crea una sensación de impunidad entre quienes provocan incendios, haciendo necesario un cambio urgente en la respuesta judicial y administrativa para proteger los montes y la seguridad de las comunidades.
Las condiciones climáticas extremas aceleran la propagación del fuego
Olas de calor y sequedad del combustible vivo
El clima juega un papel determinante en la expansión de los incendios. A pesar de que este verano en España comenzó tras una primavera lluviosa, las temperaturas extremas y la sequedad extrema del material vegetal han favorecido que las llamas se propaguen con gran rapidez y fuerza.
Marcelino Núñez, delegado territorial de Aemet en Extremadura, explica que «las plantas bajo estrés térmico pierden humedad, lo que convierte a la vegetación en combustible letal para incendios forestales». Además, la combinación de altas temperaturas, ráfagas fuertes de viento y escasas precipitaciones previstas para los próximos días puede agravar la situación, poniendo en riesgo el colapso de los sistemas de extinción.
Incremento de los Grandes Incendios Forestales
El número de Grandes Incendios Forestales (GIF), aquellos que arrasan 500 hectáreas o más, ha crecido un 31% en la última década. Este fenómeno añade presión adicional a los equipos de extinción y dificulta la recuperación ambiental posterior. La gestión adecuada del paisaje para diversificarlo y fomentar fracturas en la continuidad del bosque es esencial para prevenir estos incendios de alta intensidad.
WWF alerta que, de no tomarse medidas estructurales, la frecuencia e intensidad de los incendios podrían colapsar la capacidad de respuesta y causar daños irreversibles. Marcelino Núñez subraya que esta nueva realidad es consecuencia directa del cambio climático, que prolonga y agrava las olas de calor, por lo que España debe adaptarse a un escenario de mayor riesgo en los próximos años.
Bomberos forestales y la lucha contra el fuego con recursos limitados
Los brigadistas y bomberos forestales son la primera línea de defensa frente a los incendios, no solo en verano sino durante todo el año mediante labores preventivas. Sin embargo, sus condiciones laborales son cada vez más precarias, y sufren exposición a riesgos, incluido el contacto con agentes cancerígenos que afectan su salud y longevidad.
Javier Villanueva, bombero forestal del sindicato Firet, señala que en muchas comunidades el personal trabaja solo unos meses al año y carece de equipos adecuados de protección. Además, el desgaste físico y las lesiones crónicas dificultan la continuidad de muchos profesionales, afectando la eficacia de la lucha contra el fuego.
Conclusiones y la necesidad de una estrategia integral
La actual crisis de incendios forestales en España es producto de una «tormenta perfecta»: abandono rural, crisis climática, falta de gestión forestal sostenible, incendios intencionales y condiciones meteorológicas extremas. Para frenar esta situación, expertos, organizaciones y autoridades coinciden en la urgente necesidad de implementar una estrategia coordinada y multifactorial que incluya:
- Recuperar y revitalizar la actividad rural tradicional para disminuir la acumulación de biomasa.
- Planificar y ejecutar la gestión forestal con participación pública y privada.
- Endurecer las medidas judiciales y administrativas contra incendios intencionados y negligentes.
- Garantizar mejores condiciones laborales y recursos para los bomberos forestales.
- Adaptar la gestión del paisaje a los nuevos escenarios climáticos para evitar grandes incendios.
Solo a través de esta perspectiva integral se podrá reducir el impacto devastador de los incendios y proteger tanto a las personas como al medio ambiente de España.

Imagen: www.abc.es


 
                 
                                                         
                                                         
                                                         
                                                        

 
														 
														 
														 
														 
														 
														