Entrenúcleos, vivir entre grúas y futuro: así late el nuevo distrito de Dos Hermanas
Un amanecer de grúas y llaves nuevas
A primera hora, cuando el sol cae de plano sobre la campiña nazarena, decenas de grúas recortan el horizonte. Son la estampa cotidiana de Entrenúcleos, el gran desarrollo urbano que une los dos grandes núcleos de Dos Hermanas —el centro y Montequinto— y que, en pocos años, ha pasado de ser un plano a convertirse en un barrio que se habita. En sus viales recién asfaltados se ven furgonetas de mudanzas, familias con planos bajo el brazo y técnicos que revisan remates. El vecindario crece al mismo tiempo que el barrio se hace a sí mismo.
Una operación urbana inédita en el área metropolitana
Entrenúcleos no es un proyecto cualquiera: es una expansión planificada a gran escala que busca coser el término municipal de Dos Hermanas, una de las ciudades que más crece del área metropolitana de Sevilla. El nombre lo dice todo: está “entre núcleos”, pensado para conectar y completar un mapa urbano donde antes había vacíos.
Tras años de ralentización por la crisis, el motor se reactivó con fuerza. Hoy se cuentan por decenas las promociones en ejecución y por miles las viviendas previstas a medio plazo, con un protagonismo claro de la obra nueva eficiente, orientada a familias jóvenes que buscan más metros, zonas comunes y terrazas sin renunciar a la cercanía con Sevilla. El resultado es un paisaje en transición: bloques que se entregan, otros que elevan plantas y solares que se preparan para la siguiente fase.
Por qué atrae: vivienda nueva, precio y calidad de vida
El atractivo de Entrenúcleos se alimenta de varias piezas que encajan. Frente a la carestía de la capital, aquí la relación entre precio, metros y prestaciones es más amable. La mayoría de promociones incorporan piscinas, espacios ajardinados, salas comunitarias y, cada vez más, criterios de eficiencia energética que se notan en la factura y el confort. A eso se suma un urbanismo pensado con aceras anchas, carriles bici y viales preparados para absorber el tráfico de un barrio en expansión.
¿Quién llega? Parejas que dan el paso de su primer piso a una casa más grande, familias que suben de Montequinto o del casco urbano, profesionales que teletrabajan parte de la semana y buscan tranquilidad, y también compradores que ven en la zona una apuesta a futuro. El perfil es diverso, pero comparte una misma intuición: aquí hay margen para construir vida cotidiana con una base nueva.
Servicios que brotan a la par del vecindario
La vida de barrio empieza con lo básico, y en Entrenúcleos ya abren persianas: supermercados, farmacias, cafeterías, academias y pequeños comercios que se suman a los recursos cercanos de Montequinto. El campus de la Universidad Loyola, en Dos Hermanas, aporta actividad durante el día y un flujo constante de estudiantes y profesores que dan ritmo a la zona. También crecen los centros deportivos privados y los espacios de ocio familiar, mientras se planifican nuevos equipamientos públicos con la vista puesta en absorber la demanda que llega.
El arbolado, aún joven, empieza a dar sombra en paseos y rotondas. Los parques de proximidad se van llenando de carritos, bicicletas infantiles y perros al caer la tarde, cuando el sol afloja y el barrio estrena rutinas. Es la estampa de los lugares que se estrenan: todo es nuevo, y cada pequeño servicio que abre se celebra como una conquista.
Movilidad: metro cerca, coche a mano y la red que crece
En movilidad, Entrenúcleos juega con varias cartas. A un lado, la conexión con Montequinto y la estación de Olivar de Quintos, terminal de la Línea 1 del Metro de Sevilla, que acerca la capital en pocos minutos. A otro, accesos directos a grandes viales del área metropolitana que facilitan los desplazamientos en coche. Entre medias, líneas de autobús urbano y lanzaderas que van ajustando frecuencias y recorridos conforme se entregan nuevas promociones.
El proyecto municipal para un tranvía que enlace Entrenúcleos con el metro y con el resto de la ciudad avanza por fases, con obras de urbanización que reservan trazados y plataformas. Es un puzle a medio montar: el gran reto será que el transporte público acompañe el ritmo de los portales que se llenan.
Retos de un barrio en obras
Vivir en un barrio que nace tiene su cara B. El polvo de las parcelas en obra, el ruido de maquinaria a ciertas horas o la falta de sombra en días de calor son peajes del momento. También lo es la espera de equipamientos públicos —educativos, sanitarios y culturales— que, aunque planificados, requieren tiempos de proyecto y construcción. En paralelo, la convivencia entre tráfico de obra y residentes obliga a extremar la prudencia y a ajustar la señalización de manera continua.
Aun así, quienes llegan comprenden el trato: un presente en construcción a cambio de un futuro con servicios a pie de casa y una comunidad vecinal que crece a la vez. Muchos lo asumen como una oportunidad de participar en la definición de su propio barrio, desde las primeras comunidades de propietarios hasta las asociaciones que empiezan a organizarse.
Lo que viene: consolidar sin perder el pulso
El calendario inmediato apunta a un goteo constante de entregas de viviendas y a la apertura progresiva de comercios y dotaciones. Si los plazos se cumplen, los próximos años serán decisivos para consolidar ejes comerciales, espacios verdes y conexiones de transporte que hagan de Entrenúcleos un distrito completo, no solo un conjunto de residenciales.
- Más vida a pie de calle: terrazas, comercio de proximidad y servicios de día a día.
- Transporte público más robusto y coordinado con el metro.
- Equipamientos educativos y sanitarios que absorban la demanda creciente.
- Sombra, parques y arbolado que temperen el verano sevillano.
Entre la promesa y la realidad, Entrenúcleos se mueve deprisa. El “paraíso de las grúas” empieza a transformarse en un lugar habitable, con acentos propios y una identidad que se fragua a pie de calle. Hay margen para mejorar, como en todo proceso urbano vivo, pero también hay señales claras: Dos Hermanas ha encontrado aquí una palanca de futuro. Y cada juego de llaves que cambia de manos añade una pieza más a ese relato.