- Oct 31, 2025

Las más de 2.000 detonaciones nucleares tras Hiroshima: historia y legado

Introducción a la era nuclear después de Hiroshima

Cuando se habla de bombas nucleares, normalmente vienen a la mente las imágenes de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Sin embargo, la historia de las armas nucleares no terminó con estas tragedias. De hecho, Estados Unidos y otras potencias realizaron miles de detonaciones nucleares que continuaron afectando al mundo hasta bien entrado el siglo XX, marcando una etapa que muchos consideran una ‘guerra contra el planeta’.

El inicio: La primera detonación en Nuevo México

El 16 de julio de 1945, en el desierto de Nuevo México, la madrugada se iluminó con una explosión sin precedentes, conocida como la prueba Trinity. Esta detonación fue descrita por el periodista William Laurence, presente en el lugar, como “una luz de muchos soles”. Por su parte, el físico Kenneth Bainbridge comentó a Robert Oppenheimer: «Ahora todos somos unos hijos de puta».

El impacto fue tan significativo que incluso una niña ciega a 160 kilómetros pudo, según informes, percibir la luz de la explosión. A partir de allí, la era atómica quedó inaugurada con trágicas consecuencias para la población y el medio ambiente.

Las consecuencias inmediatas y la lluvia radiactiva

La ceniza radiactiva cayó sobre zonas cercanas sin previo aviso. La contaminaciópn fue tan significativa que la empresa Kodak detectó rastros de materiales radioactivos a más de mil kilómetros de distancia en estados como Iowa e Indiana. Las autoridades minimizaron el hecho informando que estalló un almacén de municiones, ocultando la verdadera naturaleza del evento a la población.

Las pruebas nucleares y la población afectada: los Downwinders

Tras la primera explosión nuclear, Estados Unidos realizó 1.054 pruebas más, ubicadas principalmente en zonas rurales y desérticas. Las personas que vivían en estas áreas fueron denominadas Downwinders, ya que estaban «a favor del viento», expuestos a las partículas radiactivas transportadas por este.

El historiador Alex Wellerstein comenta que estas comunidades sufrieron exposiciones significativas a la radiación, con consecuencias como aumentos en tasas de cáncer, mortandad infantil y defectos congénitos. A pesar de las garantías gubernamentales de que las pruebas eran «seguras», la realidad fue muy distinta, causando consecuencias devastadoras en generaciones enteras.

Historia y testimonios de los afectados

La residente Claudia Peterson relata su infancia cercana al campo de pruebas de Nevada, donde se realizaban simulacros escolares de «agacharse y cubrirse» y se medían niveles de radiación en los niños. Los animales y cultivos locales también sufrieron efectos nocivos, evidenciando la contaminación ambiental. Este fenómeno ha sido calificado por algunos expertos como un caso en el que Estados Unidos «se bombardeó a sí mismo» debido al gran impacto dentro de su propio territorio.

Mapa mundial y alcance de las detonaciones nucleares

Más allá de Estados Unidos, otras potencias también realizaron detonaciones nucleares. Con un total global que supera las 2.000 pruebas, las principales fueron realizadas por Estados Unidos, Unión Soviética (ahora Rusia), Francia, Reino Unido, China, India, Pakistán y Corea del Norte.

Francia concentró sus pruebas en zonas como Argelia y diversas islas del Pacífico, un área extremadamente vulnerable a la contaminación nuclear, afectando a sus habitantes y ecosistemas.

La Unión Soviética rompió el monopolio americano en 1949, antes de realizar más de 500 detonaciones, muchas sin aviso previo a las poblaciones cercanas, especialmente en el polígono de Semipalatinsk en Kazajistán.

La bomba Tsar: la detonación más grande de la historia

En 1961, la bomba más poderosa detornada fue la bomba «Tsar» soviética, con una potencia 3.000 veces mayor que la de Hiroshima. Su onda expansiva dio tres vueltas completas alrededor del planeta, aunque fue “limpia” en términos relativos, por usar energía de fusión en su mayoría.

El impacto en el Pacífico y sus habitantes

Las detonaciones en el Pacífico fueron algunas de las más potentes y dañinas, a pesar del deber estadounidense de proteger la región tras la Segunda Guerra Mundial. La bomba de hidrógeno Ivy Mike en 1952 y la prueba Castillo Bravo en 1954 destacaron por su poder y contaminación.

Miles de habitantes de las islas y pescadores resultaron afectados. Lijon Eknilang, sobreviviente y víctima, relató a la BBC cómo el agua contaminada provocó graves problemas de salud, incluyendo abortos y cáncer.

Para almacenar los residuos radiactivos en Enewetak, EE.UU. construyó una cúpula de hormigón llamada ‘la tumba’, supervisada por miles de militares en tareas peligrosas e ignorantes de los riesgos.

Las pruebas subterráneas y su continuidad hasta los 90

Tras la moratoria firmada en 1963 por John F. Kennedy que prohibió pruebas atmosféricas, los ensayos nucleares continuaron bajo tierra. En los Estados Unidos se realizaron 828 detonaciones bajo tierra, aunque algunas, como la prueba Baneberry en 1970, liberaron accidentalmente polvo radiactivo hacia la superficie.

En 1971, la prueba Cannikin en Alaska fue 300 veces más poderosa que Hiroshima, y existió temor de que generase tsunamis. Sin embargo, estas pruebas continuaron hasta la última realizada por Estados Unidos en 1992.

Legado invisible: daños sociales y ambientales

Históricamente, muchas detonaciones se llevaron a cabo en regiones coloniales o en comunidades marginadas, cuyos habitantes todavía sufren las consecuencias. Zonas como Semipalatinsk y territorios del Pacífico permanecen contaminados y, en ocasiones, inhabitables.

Bernard Brodie, reconocido estratega militar, señaló que las armas nucleares deben estar siempre listas pero nunca ser usadas. No obstante, la historia mundial ha demostrado una fe ingenua en controlar estas armas, alimentando una peligrosa carrera armamentística.

El símbolo del Reloj del Juicio Final

Creado en 1947 por los científicos del Proyecto Manhattan, este reloj representa lo cerca que está la humanidad de la autodestrucción. A día de hoy, y tras años de tensión nuclear global, la aguja sigue avanzando hacia la medianoche, reflejando la constante amenaza latente.

Las recientes palabras de Donald Trump, expresando la posibilidad de retomar ensayos nucleares, pueden representar un movimiento que acerque aún más esa mano simbólica.

Para conocer más sobre la historia de armas nucleares y sus efectos, puedes visitar la Atomic Archive, recurso especializado en este tema.

Además, en nuestro periódico digital te invitamos a leer otros artículos relacionados con la historia de Hiroshima y la política estadounidense, explora nuestra sección de historia para más contenidos.

Imagen: www.abc.es

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