El protocolo andaluz para el cáncer de mama y sus repercusiones
Desde 2011, los hospitales andaluces aplican un protocolo uniforme para el cribado y seguimiento del cáncer de mama. Este marco fue implementado cuando María Jesús Montero ejercía como consejera de Salud en la Junta de Andalucía. Sin embargo, recientemente, este protocolo ha sido objeto de controversia y debate, debido a la falta de comunicación a las pacientes sobre resultados no concluyentes o probablemente benignos en las mamografías.
Falta de comunicación entre la detección y la prueba complementaria
El protocolo actual no establece ningún tipo de comunicación desde el momento en que se detecta un resultado indefinido o probablemente benigno en un cribado, hasta que la paciente es citada para realizarse una prueba complementaria, que suele ocurrir entre 6 y 12 meses después. Sólo existe la obligación, según el protocolo, de emitir un «informe de alta» tras descartarse el cáncer tras la segunda prueba.
Esta decisión se tomó en la última actualización de dicho protocolo en 2011, eliminando la comunicación en este intervalo para proteger a las mujeres de un estrés innecesario durante la espera. Profesionales médicos recomendaron esta medida con el fin de reducir la ansiedad provocada por resultados ambivalentes, según explicado por fuentes del Gobierno andaluz.
El debate actual y responsabilidades políticas
El Gobierno de Juanma Moreno está revisando estos procedimientos para evaluar si los problemas detectados derivan de lagunas en el protocolo o de un posible incumplimiento reiterado del mismo. El diputado socialista Mario Jiménez ha tildado esta normativa como el «protocolo de la vergüenza», subrayando que ya fue implantada bajo el gobierno socialista con María Jesús Montero al mando de la Consejería de Salud.
Por su parte, la consejera de Salud, Rocío Hernández, defendió que los tiempos de espera para las segundas pruebas están basados en criterios médicos y no en retrasos administrativos, buscando minimizar la exposición de las pacientes a radiaciones innecesarias.
El caso emblemático y denuncias sociales
Un episodio concreto y ampliamente divulgado por EL MUNDO involucra a Cristina Fernández. Su mamografía mostró una lesión sospechosa en diciembre de 2023, cuya prueba complementaria fue omitida pese a estar programada. La paciente no recibió comunicación alguna hasta más de un año después, cuando detectó un bulto y acudió al médico. Desafortunadamente, en ese lapso, desarrolló dos tumores malignos con infiltración ganglionar.
La denuncia de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (AMAMA) alerta que no es un caso aislado; algunas pacientes han esperado más de dos años para las pruebas complementarias tras un resultado «no concluyente». Estos fallos cuestionan la eficacia y la vigencia del protocolo vigente desde 2011.
Propuesta de cambio y derecho informado de las pacientes
Ante la presión social y mediática, el Ejecutivo andaluz ha anunciado una revisión y mejora del protocolo para garantizar el derecho de las pacientes a ser informadas en todo momento sobre su situación clínica. Esta medida pretende evitar la angustia que provoca la incertidumbre y asegurar un seguimiento adecuado y transparente.
Durante esta transición, las autoridades prioritizan reforzar los mecanismos de control y seguimiento, así como mejorar la comunicación con los profesionales sanitarios para evitar nuevos casos de olvidos o retrasos.
Implicaciones en la salud pública andaluza
El cáncer de mama representa uno de los principales retos en salud pública en Andalucía y en toda España. Según datos del Asociación Española Contra el Cáncer, el diagnóstico precoz es vital para disminuir la mortalidad y mejorar la supervivencia.
Por ello, protocolos claros, actualizados y transparentes son imprescindibles para la confianza de las ciudadanas y la calidad asistencial en el Sistema Andaluz de Salud (SAS).
Conclusiones
El problema detectado en el protocolo vigente desde 2011 pone de manifiesto la importancia de la comunicación activa y la transparencia en el seguimiento de enfermedades oncológicas como el cáncer de mama. Mientras el SAS revisa y actualiza sus procedimientos, la sociedad demanda mayor información, claridad y un sistema que priorice la salud y derechos de las pacientes.
Este caso sirve como ejemplo de cómo la actualización constante de procesos clínicos y protocolos administrativos es imprescindible para garantizar una atención médica óptima, acorde a los avances científicos y necesidades sociales.
Imagen: www.elmundo.es